Laura Barberis

      A esta altura ya no se si importan tanto los cambios en los nombres que juegan en la política local, como la preocupación por la falta de renovación en las ideas. No quiero tirar más pálidas de las que nos amargan la vida todos los días, pero mirando las listas que, nombres más o nombres menos, estarán alineadas prolijamente en los votos que depositaremos en octubre en las urnas, lo que se me ocurre es que el peligro no está tanto en la evidente repetición, sino en el sostenimiento de la idea-eje de que no haya ideas.
      Por qué le dará tanto miedo a la dirigencia política jujeña que haya ideas, ocurrencias, formación, sentido del riesgo, coraje y todas esas cosas que hacen del pensamiento creativo la razón de ser de la política, cuando no se la considera una bolsa de trabajo o un paquete accionario que es , en líneas generales, en lo que se ha convertido.

      Un desastre. Una vez que los accionistas acomodaron la caja fuerte común, con alguna concesión no ideológica sino a la necesidad de poner nombres que convoquen votos, y llegó la hora de encarar la lista de diputados provinciales, no se usó aquella clásica figura de la “muñeca política” sino unos gruesos botines claveteados para pelear los espacios, con los que salieron altamente favorecidos también los dueños de la otra caja de caudales. De peronismo, ni hablemos...
      Ah, otra cosa, las mujeres fueron seleccionadas cuidadosamente por parientas, repitentes o por el coeficiente intelectual, en algunos casos notable.
      Mirando el futuro inmediato, o sea, la interna, se nota en la dirigencia oficialista las certezas que da un aparato por demás lubricado en el tiempo, al que hay que agregar las inauguraciones de tantas obras, las visitas navideñas de funcionarios nacionales, la anunciada presencia del presidente y todas esas cosas que son el mejor abono para una elección en cualquier lugar de la Argentina.
      Y para octubre se va a jugar a todo o nada (tienen que compensar a tanto bicho) con las imágenes del gobernador Fellner y del presidente Kirchner y, por supuesto, con la intención de voto al peronismo. Pero parece que hubiera en Nuevo Espacio Peronista una soberbia desmedida, una convicción a ultranza de que todo les va a salir a pedir de boca. La verdad es que esta vez  tiraron demasiado de la cuerda y es posible que a esta altura, nadie tenga la vaca atada aunque lo parezca. Habrá que ver.
      Pero lo cierto es que en los próximos treinta días los movimientos radiales del PJ van a instalar contundentemente la política, y la competencia, que ya no va a parar hasta octubre. Se podrá advertir a quién apoya el Nuevo Espacio por afuera; ¿Nasif?, ¿Tito? ¿las 62?. ¿A nadie? Lo dudo. Va a ser un mes interesante para los sociólogos.
      Tampoco hay que perder las esperanzas de que, en el fragor de la arremetida, se filtren algunos de los temas fundamentales de Juan Perón.

La UCR

      Serenados los ánimos después de la conformación de las listas, la UCR se apresta a galopar hacia octubre. También en este caso, buen escenario para la observación; ¿sabrán aprovechar la ventaja de que tienen treinta días más, de cara a las generales?

      Habrá que ver también qué porcentaje del electorado, pasadas las internas del PJ, captan Unión con Todos, Cambio Jujeño, Lyder y los otros partidos que se presenten. O cómo actúan de revulsivos en el ánimo social, más allá de los votos que conquisten. ¿Y cómo lo harán las organizaciones de la protesta social? Pero todavía no está el horno para estas previsiones.

      Herramienta útil, si las hay. Si Ud., como yo, cree que la democracia bien vale el ejercicio del voto y la participación; si cree que a la larga las cosas pueden ser menos malas, piense que, primero, puede participar de la interna del PJ (al fin el único que hace el remedo, pero lo hace) con una tijerita de manicura, o de modista o la de su hijito del jardín de infantes o de peluquero, puede llevar un cortapapeles o una regla para doblar y cortar por donde mejor le parezca y así armar un voto más decentito, menos insoportable.
      En octubre, nuevamente con un instrumento cortante, ocasión en la que pienso usar una vieja trincheta de taller gráfico, puede hacer lo mismo y es verdad que las piezas que hay no permitirán ningún rompecabezas extraordinario, pero lo menos malo siempre es mejor, sobre todo si lo que se recorta es de lo peor.