Salud para todos
Hablando de pacientes y de clientes
¿Qué te motivó a hacer este libro? (Ver ficha en Libros/Revistas).
-Un dÃa hace tres años se me acercó Raúl Llobeta, con quien compartimos la visión de algunas cosas, él sabÃa que yo estaba trabajando, al inicio de lo que yo soñaba. Y me dijo que tenÃa que sistematizar lo que estaba haciendo, ordenar las ideas, que a la vez es algo a lo que él se dedica. Y me propuso su ayuda. Avina, que es una organización en la que yo trabajé y en la que él trabaja ahora, se interesó en el tema y nació parte del libro. Estuvimos un año trabajando, a partir de entrevistas no sólo conmigo sino con todos los actores, con médicos, pacientes. Además, queremos que al libro se lo lea y se lo discuta, por eso es gratuito.
-¿Qué es el sistema SER? ¿Cómo funciona?
-Fue un aprendizaje. Nunca me imaginé que iba a liderar un sistema de salud desde el punto de vista empresario o emprendedor. Surgió cuando yo trabajaba en la Puna de voluntario, tenÃa muchas pacientes que venÃan a mi consultorio en Jujuy, donde yo atendÃa, que era un consultorio para clase media, o media alta por la estética. Pero cuando la paciente venÃa y me veÃa a mÃ, no le tenÃa miedo a esa estructura hecha para otra idea. Cuando dejé de atender en los consultorios porque creÃa que habÃa cumplido un ciclo en la atención y pensaba que tenÃa que venir gente joven, por todo lo que eso significa, venÃan las pacientes y no me veÃan y se iban, no se atendÃan. Entonces, un dÃa me dice mi secretaria, "Dr. se nos están yendo sus pacientes, sus amigas campesinas. ¿Qué hacemos?". Se nos ocurrió hacer una tarjeta de plástico, que mi secretaria les entregaba y les decÃa "Con esta tarjeta es lo mismo que te atienda el Dr.". Fue recuperar la confianza, y darles un sentido de pertenencia y de identidad a las mujeres. Empezamos con esa tarjeta y hoy tenemos 30.000 personas adheridas al sistema. El negocio no era la tarjeta en sÃ, sino que se atendieran, que entraran al sistema. Al principio éramos dos personas, el Dr. Sergio Miranda, que es mi socio desde hace 20 años, mis dos secretarias, y hoy somos 40 personas. Es una organización grande, hay que gerenciarla, organizarla, pagar los sueldos.
-¿Por qué es accesible para toda la escala social?
-Porque nos dimos cuenta de que no es un problema solamente económico-financiero. Una vez que vimos el valor de la consulta y que todo el mundo puede pagar, porque cuesta $ 10; nos dimos cuenta de que no era eso lo que atraÃa al sistema. Empezamos a analizar lo que pasaba y llegamos a la conclusión de que lo único que hacÃa que el sistema fuera exitoso era nada más que el respeto por el otro. No sé lo que soy, pero sé lo que no soy. Y leÃa la otra vez una definición de Sartre sobre el facismo, como el desprecio por el otro. Cuando veo una mujer embarazada ocho horas parada para que la atiendan, le están faltando el respeto. O asà sea una hora. Es un concepto. El sistema en el que vivimos es un sistema de desprecio por el otro. Por supuesto, en salud se nota mucho más. Es una cuestión de derechos humanos.
-Me estoy acordando de una entrevista con el contador Guillermo Sapag, ex director de Rentas y actual secretario de Egresos, que comentaba que la gente en parte no iba a pagar porque las colas eran tremendas, por el maltrato al contribuyente.
-Hay que a pensar dónde se producen tensiones: en los aeropuertos, por ejemplo, cuando te roban tu tiempo. Y los médicos nos caracterizamos por esto. Empezando porque a la persona que tenemos enfrente le decimos "paciente". En el sistema nuestro, yo digo que la gente es "socia", aunque no les gusta mucho esto a los médicos, les cuesta asimilar este nuevo lenguaje; hablamos de que es alguien que también tiene que ganar. La única condición que yo le pongo al médico que trabaja con nosotros es el respeto por el otro, y la única condición para el que se va a atender es que tenga 46 cromosomas. Que sea blanca, negra, boliviana, paraguaya, homosexual, a nosotros no nos interesa. Incluso, tenemos pacientes indocumentadas, y somos los únicos que les damos servicio. Es una persona que busca salud, no es problema mÃo si tiene documento o no. El otro dÃa entró al hospital una paciente boliviana, indocumentada, con una tuberculosis abierta -que iba contagiando- y no quisieron tratarla por el tema de los documentos. No sé aunque sea por un egoÃsmo solidario, la tienen que tratar porque está contagiando.
-¿Cómo mira el Estado hoy lo que uds. hacen?
-El Estado o el gobierno, ahà está la discusión. Creo que somos formadores de opinión, somos parte del Estado. El gobierno no sé. El dÃa que tenga 60.000 adherentes, voy a ser una institución más grande que el ISJ. Me gustarÃa sentarme a hablar con ellos, creo que es tiempo de articular polÃticas. En realidad lo que estoy haciendo es una polÃtica de salud. No sé cómo lo ven. Con los años uno va aprendiendo, con todo lo crÃtico que he sido, me gustarÃa acordar con el Estado algunas cosas. Indudablemente, tener 60.000 personas adheridas voluntariamente a un sistema, te da poder.
-¿Qué esperás de este libro?
-Me dicen siempre que cómo voy a contar mi secreto, lo que digo es que me gustarÃa que alguien del Estado lo lea, y si ellos pueden hacer algo que sirva y sea exitoso, dejaré de hacer lo que hago. Lo que quiero es que la gente de la base de la pirámide tenga acceso a la salud, hay una deuda enorme que todavÃa nadie descubrió cómo pagar. Hay una brecha en salud, asà como se habla de brecha entre ricos y pobres en Latinoamérica. Hay que ver cómo nos sentimos si vamos a las 4 de la mañana a buscar un turno, y cuando nos atienden nos maltratan. Los pobres están dispuestos a pagar, valorizan más el respeto que la plata. Van a mi consultorio y pagan, es una cosa que a mà me costó mucho aceptar. Pero estoy convencido, hoy tengo la fe de los conversos, porque estuve años trabajando voluntariamente en la Puna. Y una de las mujeres me dijo, cuando al principio regalábamos la tarjeta, "no la regale porque no la valorizan". Y decidimos cobrar 10 pesos por año la tarjeta. Es un valor simbólico, aunque hoy hay 30.000 personas que pagan 10 pesos por año y esos recursos sirven para educación y otras cosas que hacemos. Hoy es una cuestión de cómo lo ves al pobre, porque si lo tratás como pobre va a seguir siendo pobre; en cambio en el consultorio yo me doy cuenta de que hay un segundo que la paciente (esa que dicen que es pobre) saca su tarjeta de su bolsa y se pone adelante de la paciente de OSDE y dice âyo me vengo a atender con el mismo médicoâ. Es algo muy fuerte, una cuestión de autoestima. Es otra cosa lo que está pasando.
-Hasta hace unos 15 años los polÃticos todavÃa tenÃan un respeto por el otro, lo cual se traducÃa en los distintos sistemas hacia "abajo", hacia dirigentes con menos peso, a los directores de escuelas, etc. ¿Qué fue lo que pasó, para vos?
-Estoy pensando en los cambios de la sociedad. El otro dÃa se murió el chico de Tucumán en la Plaza de Mayo y la presidenta no dijo nada. ¿Qué hubiera pasado si en ese momento se hubiera muerto AnÃbal Fernández? ¿Hay muertes de primera y muertes de segunda? Somos todavÃa una sociedad facista, racista, machista. Todo el sistema feudal que está instalado en Jujuy, mientras que la teorÃa de Evita y de Perón no se aplica.
-Escuchándote pienso que lo que me da mucho gusto de lo que vos hacés es que no te fuiste a tu casa, como mucha otra gente, porque en Jujuy de pronto hubo un deterioro de todo y muchos se fueron a la casa. ¿Qué pensás, cómo se puede salir de esto?
-Creo que las crisis son oportunidades, aunque sea remanido. Hoy hay una oportunidad enorme porque hay 30.000 personas que confÃan en nuestro sistema y yo no las uso y no tengo ningún fin polÃtico. Fui candidato y ya está. Hoy no me interesa. Es una oportunidad porque le estoy dando un servicio a gente a la que nadie se lo da, y con respeto. Ahà tengo un valor.


-¿Cómo ve la "corporación" médica lo que vos hacés?
-No lo entienden porque en realidad el sistema de salud en los últimos 20 años ha sido un sistema financiero, donde el recurso económico se quedaba en la intermediación ya sea un sindicato, que la plata iba para la campaña polÃtica, ya sea una prepaga que tenés que ver los edificios para darte cuenta dónde está el dinero, o quedaba la estructura de los gremios. Esta es una cosa innovadora porque la plata va del paciente al médico y eso ha roto un paradigma. Nadie entiende cómo es el sistema. Hace poco le proponÃa a algunas corporaciones que hiciéramos cosas juntos y me decÃan que no les conviene porque entonces todos los médicos se vendrÃan con nosotros porque el paciente le paga al médico.
-¿Cómo?
-El sistema de salud estuvo basado en una mentira. A vos te pagaban con un bono que podÃas cobrar a los seis meses. Y también a nosotros la gente que manejaba la salud nos decÃa "Ojo que uds. hicieron el juramento hipocrático", entonces nosotros tenÃamos pacientes, pero ellos clientes. Los códigos que ellos usaban no eran los mismos que nos exigÃan, porque ellos eran contadores, empresarios. Hay que perder la inocencia. El otro dÃa les decÃa a unos médicos jóvenes en la presentación del libro: "¿sabés por qué hice esto? SÃ, tiene que ver con que me quebré con la Rosario Quispe en la Puna, pero también por una cuestión de dignidad, porque en estos últimos me usaron, porque cuando iba al ISJ a cobrar mi trabajo, para pagar las cuotas del equipamiento que yo tenÃa para atender a la gente bien, iba y me daban una caja de bonos y tenÃa que ir a la esquina a cambiarlos por plata y el mismo que me daba la plata se quedaba con el 40% de mi trabajoâ. Acordate cómo era. Es una estructura que se rompe.
-¿Por qué crees que tu sistema va a funcionar en serio, a largo plazo?
-Porque este sistema es bueno porque trabajamos con gente que al no tener obra social paga $ 10 la consulta; te da dinero y eso cambia todas las reglas de juego, porque el médico atiende distinto al que le paga que al que le da un papel. El médico también tiene que vivir, es razonable y justo y entendà que tenÃa que ser sustentable, que tiene que cerrarse sobre sà mismo; quiero generar un presupuesto enorme, quiero generar 100.000 clientes y tener mucha plata pero para hacer lo que yo quiero. Además de una cuestión ética es una cuestión estética, por qué lo tenés que llevar al pobre a un puesto de salud inmundo, donde el baño está sucio, y por qué no lo podés atender como a alguien que tiene OSDE. Nosotros descubrimos esto y nos sentimos bien. Y ganamos dinero. (Laura Barberis/Ariadna Tabera)
-¿Almuerza usted con las noticias del dÃa?
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