Para Elisa Carrió, lo que hay que hacer en la Argentina es reconstruir la línea de ascenso social y económico. En una entrevista en la radio, la creadora del ARI, muy lejos, en la forma y en el fondo, de aquella vital y criteriosa  política  de hace unos años, pontificó sobre todos los temas planteados, recitando los mismos rígidos conceptos, inapelables, con que encara su propuesta política a través de los medios nacionales.

      Empezando por su visión de la situación de las provincias, Carrió sostuvo que “lo primero que tenemos que decir es que la Argentina es profundamente diversa. Desde Buenos Aires se cree que el norte es todo igual y en realidad el noroeste es distinto del nordeste. Jujuy es la provincia con mayor riqueza en diversidad cultural e identidad indígena de toda la Argentina, con un gran protagonismo de las mujeres. El Litoral es distinto. Ahora, ¿qué los une? Una situación de marginación y pobreza que no viene de ahora sino de muchísimos años, pero que se ha profundizado. Los une una profunda esperanza. Es una sabiduría que viene del dolor pero que también está muy ligada a la esperanza y de lo cual pueden ser víctimas de ilusiones porque las sociedades, cuanto más fe tienen, pueden ser manipuladas por quienes manejen esa fe para su propio poder. Y lo que no tienen es un motor de desarrollo ni económico ni social. Es evidente que cada vez le queda más en claro a la sociedad del norte que no tiene salida del lugar donde está; que en todo caso si es pobre, está peleando por mantenerse en la pobreza y no caer en la indigencia. Pero lo que ya no hay en el norte y lo hubo en algún momento, es una especie de previsibilidad de ascenso social.

-¿Qué pasa con el ARI en tu provincia, El Chaco?
-Somos un partido que está en todo el territorio pero es obvio que avanzamos con mayor rapidez en aquellos lugares donde hay mayor libertad de votos. Cuanto más libertad de votos tiene la gente, más votos tenemos nosotros. Cuanto más rehén es de un gobernador o de un intendente y de una amenaza para votar. Igual gozamos de una altísima imagen pública en todo el país. Lo que no tenemos es esa correspondencia en votos, justamente por esa ligazón del que todavía es rehén del voto. Además tenemos un condicionamiento: podríamos sacar muchos más votos en las elecciones si utilizáramos financiamiento político. Como no lo usamos, este tránsito es mucho más lento pero además es una vida difícil y maravillosa.

-En el país hay una anomia muy fuerte ¿cómo se sale?
-De un lugar de encierro sólo se sale por un acto de libertad y de dignidad. El poder hace algunas jugadas para que nadie cambie. Ahora, la sociedad en su silencio debe decidir pacíficamente si va a dejar el síndrome de la humillación, y esto se hace por un acto de dignidad, o si va a permitir ser eternamente engañada. 

-¿Pero cómo visualizás que eso pueda pasar?
-Está habiendo un proceso de avance muy significativo. Más allá de los que dicen que Kirchner plebiscita la gestión, la verdad es que hay un movimiento de cambio y circulación de votos enorme en las grandes ciudades. El 70 % de Capital, Rosario y el Conurbano no van a votar a este gobierno. De modo tal que las encuestas que hablan de esos niveles de legitimidad son mentirosas; a lo mejor son ciertas en un pueblo. Lo que está denotando esto es que la sociedad, más allá del dominio de una determinada comunicación del poder, está procesando por sí misma.

-El ARI tiene una propuesta muy interesante vinculada a la moral y la ética.¿ Pero lo que nunca entiendo es cómopensás hacer tu ‘cómo’?
-El ‘cómo’ es hacer un camino de distribución del ingreso muy claro. Vamos a transitar los próximos veinte años, primero garantizando que nuestros hijos coman en sus casas y vayan a la escuela. Después, cien pesos por chico a ser administrados por las madres con tres obligaciones: la de la escuela, la de la casa y la de la salud. Eso cambia la vida por ingreso. Por otro lado, una garantía de que cuando llegues a los 65 años, hombre o mujer, hayas hecho o no aportes, tendrás un ingreso y por encima de eso, tus aportes, lo que mejora absolutamente el marco intergeneracional. Y en el medio un programa tributario y de control para la trasnacional; un programa claro para la pequeña y mediana empresa; un programa especial para la pequeña empresa, con créditos blandos, con simplificación impositiva y capacitación. Y un programa para los que recién empiezan o han perdido el trabajo, que sea sin impuestos, con capacitación y crédito para pobres; un programa educativo absolutamente diferente que ponga énfasis en la educación clásica: en el lenguaje y en la matemática pero que al mismo tiempo entre en el hipertexto. Tenemos que hacer de la industria cultural y de la industria turística, la gran diferencia exportable. Yo le pondría 400 millones de pesos a generar la industria cultural en la Argentina y eso es lo que tendríamos que exportar.

Los votos del interior

      Cambio Jujeño, liderado por el concejal Federico Medrano, también en las elecciones pasadas adhirió a la propuesta del ARI, dándole por otra parte al partido de la chaqueña un espacio formal para las pasadas elecciones.
      Desde aquellas presidenciales mantuvieron relación institucional permanente, con actividades a nivel de juventud y acciones compartidas y/o participativas en Capital Federal y distintas ciudades del interior. Sin embargo, Carrió destacó en la radio que “en Jujuy no hay ARI todavía, trabajamos a través de la estructura política del amigo Federico”.
Convencida de que la gente del interior vota sólo por la presión de los aparatos, “no hay libertad de voto como en los grandes conglomerados urbanos”, eludió explicar que pasó, por ejemplo en el 2003, con más de cien mil votos en blanco en Jujuy, de electores que no eligieron su propuesta, a pesar del alto grado de instalación logrado a través de los medios nacionales,  y con un discurso notablemente convocante en cuanto al nivel de denuncia que presentaba, acompañando el que se fueran todos, y el grado de honestidad, creíble, que revelaba.
      También hay que añadir que su presencia, provocó a nivel de otros dirigentes, como el radical Alejandro Nieva, duras definiciones, sobre todo en cuanto al “contrato moral” ya que el concepto fue aprovechado para analizar la crisis de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, bajo la perspectiva de que “Medrano le es totalmente funcional a Martiarena y lo demuestra todos los días en el Concejo Deliberante”.