Horacio Macedo*
En Bolivia se ha afirmado que luego de octubre del 2003 se pasó de una democracia pactada a otra participativa, es decir que de la democracia de los acuerdos interparlamentarios y las llamadas megacoaliciones, que tenÃan como base los arreglos de cúpula y la distribución del poder entre los partidos polÃticos con representación parlamentaria, se habÃa dado un salto cualitativo hacia una democracia con mayor participación del pueblo. Significaba, que además de los parlamentarios, se legislarÃa mediante la iniciativa popular, es decir que a un sistema que abusó de su estructura corporativa, se le acotarÃan las prerrogativas a los partidos, para darle presencia activa a los ciudadanos y a los movimientos sociales.
Carlos Mesa fue un entusiasta impulsor de la nueva modalidad y, desde el dÃa que asumió el cargo, afirmó que no tendrÃa partidos polÃticos en su entorno ni bancada parlamentaria y que harÃa un gobierno que respondiera a las exigencias populares. De ahà viene la decisión de impulsar el referéndum sobre el gas; la nueva Ley de Hidrocarburos; la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la aceptación de llamar a un referéndum para la elección directa de los Prefectos de los Departamentos (provincias), con efecto vinculante sobre la Constituyente que le arrancara al presidente una enorme manifestación popular que al grito de autonomÃa ya se le impusiera desde Santa Cruz, aprovechando que Mesa habÃa dicho que no reprimirÃa jamás y que no habrÃa ningún muerto durante su gestión, para neutralizar su posición.
AsÃ, después del. triunfo presidencial en el referéndum del 2004 de la mano de Evo Morales, el débil acuerdo fue rápidamente pulverizado con el tratamiento de la Ley de Hidrocarburos donde los âMesistasâ y los âMasistasâ(Por el MAS que lidera Morales) se enfrentaron fuertemente en el parlamento y apareció una dualidad democrática que el MAS impulsó desde el Congreso y las demandas callejeras, principalmente los bloqueos en el Chapare.y en la Ciudad de El Alto por diferentes reivindicaciones sociales. La presión de febrero, aumentó en marzo con medidas que fueron en acelerado aumento: el paÃs absolutamente bloqueado, pérdidas económicas y desabastecimiento.
En este marco, Mesa y su gabinete consideraron haber llegado a punto muerto. Para sorpresa de todos (o casi todos) el 6 de marzo, en un vehemente discurso dirigido a la Nación, el presidente, luego de realizar un diseño del estado de situación, destacó la imposibilidad de seguir gobernando en tales condiciones y de atender demandas imposibles de afrontar, las constantes dilaciones en el Parlamento y, sobre todo, la firme determinación de no reprimir a sus compatriotas. Mesa apuntó fundamentalmente a la intransigencia de Evo Morales, a representantes de las Juntas Vecinales de El Alto, a los empresarios y a la élite cruceña por la irracionalidad de sus demandas y puso su renuncia a consideración del Congreso Nacional. Una multitud se autoconvocó ante el Palacio de Gobierno para apoyarlo y exigir del Congreso que viabilizara su permanencia. La carta de renuncia fue oficializada el lunes 7, cuando ya habÃan comenzado las negociaciones acerca de cómo considerarla y cuáles serÃan los pasos a seguir; las primeras se centraron fundamentalmente en torno a los términos en que debÃa aprobarse la Ley de Hidrocarburos. Finalmente, los partidos polÃticos tradicionales con representación parlamentaria y las autoridades del Ejecutivo, acordaron la firma del Pacto ante la Nación, el que contempla cuatro puntos fundamentales: 1. Inmediata aprobación de la Ley de Hidrocarburos; 2. Elección de Prefectos; 3. AutonomÃas y 4. Asamblea Constituyente. Y se establece como condición la urgente necesidad de terminar con los bloqueos y movilizaciones que paralizan al paÃs.
El martes 8, por la noche, el Congreso decidió por unanimidad, rechazar la renuncia del presidente. Acto seguido, se procedió a la firma del Pacto ante la Nación, esta vez sin la presencia del MAS, que abandonó la sala. Mesa expresó su beneplácito por los acuerdos, su firme decisión de seguir gobernando para todos los bolivianos y llevar a buen puerto su gestión y aprovechó la oportunidad para convocar a la población a reunirse dÃas después en una gran concentración, en contra de los bloqueos y a favor de la pacificación.
En la vereda contraria, el MAS , conjuntamente con la Central Obrera Boliviana, Confederaciones de Campesinos, Centrales Obreras Departamentales y algunos movimientos cÃvicos, decidieron la refundación del Estado Mayor del Pueblo y con la firma del llamado Pacto Antioligárquico ratificaron su determinación de radicalizar sus medidas de presión e intensificar los bloqueos âsi el Gobierno insiste en tomar medidas contrarias a los intereses nacionalesâ. Pero una semana después, Mesa sorprende mandando un proyecto al Congreso (sorprendiéndolo) en el que, al margen de la teorÃa Constitucional, el presidente, valorizado ante la respuesta popular de la semana anterior, convoca a elecciones con revocación de todos los mandatos con vigencia hasta 2007. El Parlamento acusa el impacto rechazando la ley por mayorÃa. Se esperaba la renuncia irrevocable de Mesa. Pero no llegó. Hoy Bolivia y su débil democracia se debaten en la incertidumbre. Lo que parece un relato del imaginario popular es la realidad que agobia a un paÃs tan rico en recursos naturales, pero empobrecido y sufriente. Habrá que esperar el devenir de los acontecimientos de los próximos dÃas y, como hermanos que somos, agotar las acciones para que la institucionalidad y la integridad territorial de Bolivia se mantengan incólumes y el paÃs supere el cataclismo polÃtico en el que se encuentra inmersa su democracia.
*Embajador argentino en Bolivia.
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