Como si recién hubiese ascendido a la primera división del fútbol argentino, Gimnasia se convirtió en el equipo más goleado del torneo, jugadas las primeras fechas del Apertura de AFA.
Si hoy le preguntan a la mayoría de los simpatizantes del fútbol nacional quién es la Cenicienta del campeonato, sin duda el 99 % contestará el Lobo Jujeño, que puede jugar un partidazo y convertir muchos goles pero a la vez, tiene la valla más vencida. En la primera fecha los dirigidos por Omar Labruna recibieron cuatro goles en contra por parte de Boca; en la segunda, Colón le facturó otros cuatro en el mismísimo 23 de Agosto; en la tercera, el equipo se recuperó con Newell's y no recibió goles; pero en la cuarta, otra vez le marcaron tres más que convirtió el Pepe Sand para Lanús. En la quinta y de local, el Lobo le ganó 4 a 3 a Huracán y el bueno de Nereo seguía llenando su canasta, para agregarle en la sexta los tres goles de Independiente que les hizo Leonel Nuñez. ¿Perdió la cuenta?. Si sumó bien sabe que son 17 goles en contra, la valla más vencida, el equipo más goleado y hasta ahora el más burlado de todos.
Ni siquiera San Martín de Tucumán, ni Godoy Cruz de Mendoza, recién llegados a la primera, fueron tan vapuleados como Gimnasia de Jujuy, equipo que tranquilamente puede ser comparado con la historia de la frazada corta, si se va adelante la pasa mal atrás y si se defiende mucho no llega demasiado para poder convertir. Pero el fútbol tiene estas cosas, hoy por hoy estamos renegando de un técnico como Labruna que apuesta mucho al despliegue futbolístico, pretende ser ofensivo y hasta muestra un juego vistoso, pero que tiene a la vez terribles y fatales desatenciones que le cuestan partidos.
No hay equilibrio, es cierto, pero tampoco hay continuidad de los mismos jugadores, es decir no hay un equipo de memoria no sólo en esquema, sino también en nombres. Esa falta de continuidad les genera desconfianza a los propios protagonistas, que pasan de ser brillantes figuras a diabólicos villanos. Entonces el hincha no entiende nada, el equipo juega bien un partido y se desinfla en el otro, ejemplo claro de discontinuidad impuesta por Labruna, quien genera inseguridad en sus propios muchachos a los que cambia fecha a fecha, más allá de que es razonable que los rivales son distintos.
Este es el fútbol nuestro de cada día, el que nos permite ahora renegar de la generosidad y el desequilibrio de Labruna, pero también extrañar el juego sucio, punzante y defensivo de Mario Gómez, al que muchos miran de reojo, aunque mientras Ulloa siga como presidente se sabe no volverá.
Hace tiempo decíamos que no íbamos a la cancha porque Gimnasia no gustaba, era un equipo opaco, deslucido, especulativo y oportuno; hoy nos quedamos en casa porque a la versión 2008 le llenan la canasta. A pesar de todas estas dudas existenciales y pensamientos futbolísticos-filosóficos que no nos llevan a ningún lado; la realidad es que Labruna debe reaccionar urgentemente ante la estrepitosa pérdida de puntos que no hacen otra cosa que seguir comprometiendo al equipo en la promoción y el descenso directo. Esta vez no hay excusas, los jugadores que se quedaron y los refuerzos que se sumaron, forman un plantel competitivo al que habrá que equilibrar y ordenarlo cuanto antes, con un esquema que se repita en la mayoría de los encuentros.
Lo paradójico de esta historia es que el Lobo Jujeño tiene entre sus filas a jugadores como Carranza y Pieters, quienes son figuras partido a partido, lo que demuestra que el plantel es rico y a pesar de todo inspira confianza en los hinchas que pretenden esta año no sufrir tanto como el anterior. Jugadas varias fechas y transitando por casi la mitad del torneo, el equipo debe equilibrarse de una vez, pero la duda está en como se hace, aunque puedo asegurar que muchos grandes directores técnicos frustrados tienen la solución, “ponelo a Luna la p…” grita la Sur, pero si tiene que jugar Fileppi gritan desde la Norte, o las súplicas de la preferencial para que ataje Pezzuti y vuelva Ramón a la defensa.
Todos pedimos, todos opinamos, todos nos enojamos, aunque encontré un hincha que me dijo “prefiero ir a la cancha y salir perdiendo, si el equipo juega como pretende Labruna, con Gómez sólo nos defendíamos”, todo bien amigo pero los resultados le pregunté, no hubo respuesta en el hombre, aunque si pensé que la suma de las dos cosas no vendría mal, nada más ni nada menos que el equilibrio justo.
No puede ser que Gimnasia no gane dos partidos seguidos o por lo menos los juegue de la misma manera, el mayor problema del equipo es que no repite buenas actuaciones, no es parejo más allá de los resultados, juega un partido bárbaro y a la semana no es ni la sombra. El Lobo hoy por hoy es intermitente, uno si y otro no, y eso al final del torneo puede costar muy caro.
A esta altura no vamos a descubrir nada si decimos que las desatenciones le están costando caro a Gimnasia, y a pesar de que todavía falta mucho y no hay tanta diferencia con los punteros, el técnico podría pensar que tantas goleadas en contra no lo dejan bien parado de cara al futuro, digo, para cuando deje su cargo de entrenador en Jujuy. Pero ojo no piensen que lo estoy echando o anticipando que pasará algo en pocas fechas si los resultados no se dan, para nada, sólo pienso que las mismas situaciones que se repiten partido a partido, desgatan y de a poco llenan el vaso que al final rebalsa.
Pero en serio, aunque varios técnicos se hayan despedido de sus clubes no creo por ahora que éste sea el camino de Omar Labruna, salvo que él mismo lo decida. Da la sensación, conociendo a los directivos de Gimnasia, que al entrenador le queda hilo en el carretel, aunque si los bloopers, errores, papelones y desatenciones se siguen repitiendo el mismo técnico tomará la decisión de dar un paso al costado. Por ahora hay que esperar que se cumpla la predicción de Labruna, que allá por la segunda fecha manifestaba muy seguro, que su equipo se ubicará entre los siete primeros del torneo. Pero no todo es malo en el plantel Lobo, llegar a la decena de goles convertidos disputada la mitad del torneo, es virtud de los que juegan en mitad de cancha y van hacia adelante.
No se le puede discutir a Labruna que es un técnico que sale a buscar los partidos y busca ser protagonista en cualquier cancha, a lo mejor esta sea la pregunta que debamos hacernos, ¿será ese el problema del Lobo, tendrá que ser más defensivo de visitante y meterse atrás para cuidar el cero?. Aunque parezca excusa, Gimnasia no liga desde hace rato, no sólo con Labruna pasa, a veces pierde por errores propios y otras por los ajenos, gracias a los malos arbitrajes que están muy de moda en el fútbol argentino, especialmente contra equipos chicos o del interior como Gimnasia de Jujuy. Quiero decir que la lógica de los hombres de negro es que no te perjudicará tanto un mal arbitraje contra Gimnasia de Jujuy que contra Independiente.
Sin embargo goleado y golpeado, Gimnasia está vivo, a pesar de la mala racha y que todavía no puede ganar de visitante, a pesar del limitado seguimiento de sus hinchas y a pesar de la malaria que no se va del todo. Esperaremos por el equilibrio pero también por la regularidad, aguardando sigilosos de una vez por todas que cambie la mano y que las bolsas y las canastas que llevamos al Estadio sean para guardar buenos recuerdos y no diecisiete “pepitas secas” en contra.
